- ¡Como branquea de lonxe,
como branquea o pombal,
ó pé dos garridos pinos
que doce abrigo lle dan!
¡Que garrido…! Miña nai,
¿de quen é aquel pombal?
-Miña filla, aquel pombal
é o pombal de Pondal.
-¡Ai que pombal tan branquiño!
¡Ai que branquiño pombal!
¡Quen poidera ser pombiña
Do boo pombal de Pondal!
Mira a tu alrededor y verás el palomar del que habla este poema en el recinto de la iglesia de O Couto. Acércate. La puerta está siempre abierta por lo que podrás pasar al interior para ver su curiosa estructura en forma de pequeñas celdas de piedra, el pilón del agua y la mesa donde se esparcían los granos de cereal para alimento de las palomas. Prestigio, comida y abono eran los tres beneficios que obtenían los dueños de un palomar. Por cierto, ¿cuántas celdas hay? ¿Las has contado?